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martes, 20 de mayo de 2014

BATTLE ROYALE vs LOS JUEGOS DEL HAMBRE

Siguiendo con la temática japonesa que me posee esta última temporada, aquí estoy con la primera y única novela de Koushun Takami.

Por fin he conseguido centrarme en una de mis lecturas pedientes (que tengo varias y aquí está la muestra) y terminar las 688 páginas de este clásico sangriento de desatada furia japonesa.

El libro se publicó en 1999 en Japón pero no ha sido hasta 2013 que ha salido traducido en España. ¿Y por qué? Pues porque Planeta ha visto ahora el filón editorial que supone venderlo bajo el eslogan: "El esperado clásico de culto que inspiró los Juegos del Hambre".

El caso es que la peli, tuvo bastante éxito en el Festival de Sitges 2001. Yo debía estar a por uvas por entonces porque la primera noticia que he tenido ha sido a partir de Los Juegos del Hambre. Todavía no he visto ni esta peli, ni las otras, así que me limito a comentar solo las novelas.

Todo el mundo sabe ya la trama de los Juegos del Hambre (otra de las trilogías juveniles de las que se llevan ahora). Una distopía (si eres escritor escríbete una que se han vuelto a poner de moda) localizada en lo que fueron los EEUU en donde para mantener a raya a la población de ese país (Panem) se organizan unos juegos en los que participan chicos y chicas de doce a dieciocho años elegidos por sorteo. Deben luchar por sobrevivir en un estadio hasta que solo quede un superviviente.

Texto sencillo, con ritmo, conceptos y trama ya mascaditos. Cumple su función de entretenimiento estupendamente. A mí me gustó mucho. Prueba de ello es que me leí los tres libros del tirón.Y luego como yo cuando me entrego, me entrego, me pudo la curiosidad sobre Battle Royale.


Aunque la autora de Los Juegos del Hambre niegue haberse basado en la novela de Takami , ¡qué va a decir ella!, las similitudes son más que evidentes.

Battle Royale más que una distopía sería ucronía (una novela histórica alternativa) en la que un hecho real del pasado, en este caso la II Guerra Mundial, tiene consecuencias distintas. Así, en lugar de encontrarnos con el Japón actual, la guerra dio paso a la Gran República del Asia Oriental, un estado autoritario en el que prima la competitividad, el individualismo y la falta de cooperación. En este escenario el gobierno bajo la excusa de un estudio de investigación militar, escoge una clase entera de alumnos de instituto y los lleva engañados a una isla que previamente ha sido evacuada para que se maten unos a otros hasta que al final solo quede un único superviviente.

Battle Royale tiene muchas menos florituras y resulta mucho más cruda que Los Juegos del Hambre. A mí esto me sugiere que los americanos, que en esto de versionar para llevar las cosas al gran público y vender y vender son muy buenos, han cogido la idea japonesa y edulcorándola con vestidos glamourosos, una historia de amor ampliamente desarrollada y evitando escenas excesivamente gores, tienen un producto listo para arrasar entre los adolescentes y los que no lo somos tanto. Y además consiguen que todo el mundo piense que su idea es originalísima. Como si de la producción artística y literaria de fuera de sus fronteras no se enterara nadie y no los fueran a pillar. De hecho, creo que los americanos se enteran más bien poco de lo que se cuece en el resto del mundo. Esto son solo figuraciones mías.

Mi impresión con Battle Royale no sé cómo explicarla. Es como si fuera la historia de verdad y Los Juegos del Hambre la versión para todos los públicos. Los perfiles de los personajes están más desarrollados. Vemos como reaccionan en esa situación límite según su carácter y sus vivencias. La situación es más dura porque son compareños de clase desde hace años y no unos desconocidos. La historia deja mayor margen al lector para la libre interpretación porque no se especifíca la verdadera finalidad de un juego tan macabro, retorcido y cruel. En definitiva, un relato más adulto para estómagos bien asentados.

Cuando empecé a leer Battle Royale casi me vuelvo loca con tanto nombre similar de alumno japonés de golpe. Pero eso es un mal menor de occidental. Me pasó como con los nombres de las novelas negras nórdicas. Un lío. A punto estuve de hacerme un esquema. Pero no. No hace falta. Enseguida coges el ritmo y sólo quieres saber cómo va a terminar. Muchos han hablado de una filosofía subyacente, de un reflejo de la sociedad oriental; competitiva e impersonal. Del carácter estereotipado e invariable de cada personaje. Yo no pretendería sacar tantas conclusiones metafísicas. Mi reflexión o más bien pregunta es ¿por qué nos gustan tanto estas lecturas violentas y sangrientas? Es una constante de la humanidad. Pan y circo. Los romanos ya se dieron cuenta de esto.

Y ahora, después de semejante perorata, me doy cuenta de que en realidad no quería hacer una odiosa comparación de las dos lecturas, pero así me ha salido. Si es que es prácticamente inevitable. Cada una en su estilo son entretenidas y aunque similares en el tema, muy diferentes en el tratamiento. Recomendables ambas.

Ahora me dedicaré a ver las pelis y a echar un ojillo al manga de Battle Royale que debe ser tremendo.

10 comentarios:

  1. Fantástica reseña me la he leido de pe a pa, yo tengo los Juegos del Hambre todavía esperando turno pero los voy a leer próximamente dentro de dos o tres libros jeje y con tu reseña me han entrado muchas ganas de leer Battle Royale posiblemente lo haga también. Besos

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    1. Si es que no es fácil dar a basto con tanta lectura pendiente. ¡A mí me lo van a decir!
      Los Juegos del Hambre seguro que te entretiene un montón y Battle Royale es más especial. A ver si te gusta.

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  2. Una reseña francamente buena. Vi hace años las pelis de Battle Royale y siempre había querido leer el libro. Lo cierto es que la adaptación es bastante fiel, aunque la segunda película baja algunos enteros. Cuando leí Los juegos del hambre el primer libro me encantó, los dos siguientes no tanto, sin embargo las películas me han parecido francamente entretenidas las dos.
    En cualquier caso, ambos conjuntos de libro/película merecen la pena, tanto por las cosas que tienen en común como por sus propias particularidades.

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    1. La verdad es que tengo curiosidad por ver las pelis. A ver si es todo como me lo he imaginado.
      ¡Cómo somos! ¡Cual adolescentes! ;P

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  3. Pues no puedo opinar, solo he leído/visto Los juegos del hambre :-) Un beso!

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  4. Qué interesante LolaSh.
    Yo me he leído el primero de los libros de Los Juegos, me enganchó desde el minuto uno y me lo leí a velocidad de rayo. También he visto las pelis y creo que está muy conseguida respecto a lo que yo me había imaginado leyendo el libro.
    Me apunto el Battle Royale!

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    1. Pues si. Es que hay momentos en los que la mente no te da más que para literatura juvenil. ¡Qué cuadrilla!
      Cuidadín con Battle Royale que nos conocemos y no sé yo si el despliegue sangriento es de lo que más te gusta. Ayayayay!

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  5. Reflexiones muy interesantes. Yo la verdad es que solo he visto las versiones fílmicas y resultaría muy atrevido que opinase. Pero como ese es el gran deporte y vicio nacional (opinar careciendo de datos), ahí va mi impresión: la trilogía de los Juegos del Hambre encanta a la mayoría de los alumnos adolescentes, mientras que Battle Royale no (y eso incluso tratándose de lectores enganchados a todo lo nipón, desde el manga al cine). Así que sospecho que los primeros son un best-seller "a medida" del adolescente (vamos, como la actual franquicia "Divergente" o la antigua "Crepúsculo) y, la segunda, una obra original que resulta más difícil al lector medio. Pero en Japón funcionó muy bien con el público adulto y por ello para llevarla al cine en el proyecto se implicaron T. Kitano o Fukasaku (que sabía mucho de violencia y muerte: en la II Guerra Mundial hubo de esconderse bajo un montón de cadáveres).

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    1. Pues si, si, aquí lo que hay que hacer es opinar. Que para eso estamos.
      La verdad es que que te guste todo lo nipón no tiene nada que ver con el gusto por este tipo de literatura. El mundo japo es súper amplio. Aunque a nostros nos parezca todo igual y las de mi generación lo reduzcan a Candy-Candy.
      Y es que yo pongo mucha pasión en lo que me gusta pero soy consciente de que muchas cosillas como ésta no son del gusto general. De todo tiene que haber. Jajaja!

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