¿Y POR QUÉ USAMOS TAN POCO LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS?

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El otro día estaba yo dando vueltas y más vueltas por el videoclub delante de un montón de pelis expuestas sin ningún sentido para mí. Es como cuando pretendo comprarme ropa en el Corte Inglés, que entre tanto montón revuelto, no encuentro nada. Y pensé: ¡Con la de películas interesantes que sé que tengo pendientes de ver (ahora no me acuerdo cuales son pero si las veo, las reconozco seguro, no?) y aquí no está ninguna! Entonces decidí irme y pasarme por alguna librería a ver si allí me podía venir la inspiración divina para encontrar ese libro que llevo tanto tiempo queriendo leer y que curiosamente ahora no consigo recordar ni encontrar. Total, que ante semejante desorientación, acabé comprándome kilo y medio de patatas fritas, cuarto y mitad de gusanitos y unos dos kilómetros de regaliz para tirarme en el sofá a ver que estupidez ponían en la tele.

Nooooo! Error! Gran pérdida de tiempo!!

Como si no supiéramos que existe una estupenda red de bibliotecas con un enorme fondo de libros, cds, dvds, revistas... que no se limitan a la omnipresente y ya cansina trilogía Larsson, ni a la invasión de sagas vampíricas (leámos el Drácula original de Bram Stoker, por favor) ahora ya superada por historias de zombis seguidas por hordas de lectores que ven reducida su elección literaria a lo que las grandes editoriales deciden que hay que leer. Ni que decir tiene que es lo mismo en lo referente al cine: por si eres de los que no leen lo anteriormente mencionado, todavía te queda la oportunidad de verlo resumido en el cine en varias entregas. ¡¡Como se inventen un episodio más de Piratas del Caribe o Indiana Jones, me convierto en Avatar 3d pero hueco y sin historia dentro de mi espectacular dimensión (para ir a juego)!!

No hay excusa. Elijamos lo que queremos ver y leer que además es gratis. Y tenemos "sucursales" desde Beriain hasta Berriozar pasando por Zizur. No se puede pedir más.